Queeriot! Otros imaginarios...
miércoles, 23 de noviembre de 2011
No Skin Off My Ass de/by Bruce LaBruce
I'm making spanish subtitles for the flick. Tonight the first part will be posted. In a few days I'll post the second part. Here's a teaser:
Parte 1/Part 1:
lunes, 21 de noviembre de 2011
Posters de/by La madriguera (post provisional)

Mientras el adorado de Alonso Hernández me recopila los carteles de La madriguera, coloco éstos que hallé en la web:
While Alonso Hernández is kind enough to gather all the posters from La madriguera for me, I'll post these ones I found on web:







jueves, 10 de noviembre de 2011
Comodín/Wildcard 1: Kumbia Queers
Kumbia Queers: I don't know how to incorporate them into the dynamics of the research proyect, they're also an Argentina-Mexico collaboration and do not fit well with the region I want to study. But I'm not going to leave poor G.B. Jones alone with all these faggots! That's why I brought Daniela, Pamela, Laura, Lucía, Ximena, Sol, Martina, Gladys, Gilda...
Letras de muestra/Sample lyrics:
Con tu pareo yo me mareo
A esa chica me la quiero yo comer
Un lubricante traes en la mano
Me cae de madre que te lo quiero embarrar
Y el mes de enero y el de febrero
y todo el año me la voy a chaquetear
Finally, a sample of the intertextual-parodic-postmodernist artistic practice of Kumbia Queers. I'm not a big fan of the results, but there it is:
¡Esos putos metaleros!
Interview with Peech, singer in mexican metal band Larva. We talked about homosexuals in the mexican metal scene: Who they are (or where they're hidding), what they say (or fail to say), where they perform (or where they're not allowed to play)...
martes, 11 de octubre de 2011
Frisk de/by Dennis Cooper

Fragmento/Extract:
Lunes por la noche
Gary preparaba unos gin tonics.
-¿Quieres que te eche un poco de matadolores?-gritó-. No notarás el sabor.
-No. Tengo un sistema nervioso raro, o algo que no va bien.
Joe sonrió a la casa de muñecas.
-Yo no, por suerte para mí.
Apareció un vaso lleno junto al hombro izquierdo de Joe, seguido de la cara de Gary. Joe se volvió, cogió el vaso.
Chin.
Salieron fuera con los vasos.
-Oye, ¿en qué películas has trabajado, Gary?
Joe seguía al actor por un camino cubierto de ramas de árboles frutales. Naranjas, limones, peras, manzanas... Subidos a sus ramas, pájaros de brillantes colores miraron con asombro a los intrusos que pasaban. La noche olía intensamente a ponche. Joe sonrió, apartó a unos bichos que volaban.
-En porquerías de tercera división. -Gary se agachó-. Fíjate en esta pierna. Dudo que hayas visto ninguna igual. Bueno, puede que en Viernes 13, sexta parte. -Llegaron a la casa de muñecas-. ¿No te parece conocida? ¿Has visto aquel viejo episodio de "En los límites de la realidad" donde nadie crece? Ésta era la casa del protagonista. Warner Brothers la iba a tirar, lo creas o no. -Metió una llave, la hizo girar-. Doscientos dólares.
El interior estaba pintado de negro. Una gran X hecha con dos macizas vigas de madera, puede que de dos metros de largo y treinta centímetros de lado, se levantaba en el centro de la habitación, adornada con esposas. El suelo estaba cubierto de látigos, porras, cuchillos, etcétera. Joe se detuvo en el centro, con las manos en las caderas, mirando a su alrededor, impresionado.
-¡Jo!
Gary se sostenía sobre una pierna, quitándose un calcetín.
-Gracias. Desnúdate.
Joe se desnudó, lo que le llevó bastante tiempo porque la tela se empeñaba en pegársele en las costras. Gary terminó antes y apoyó la espalda en la X; con la mano derecha se masturbaba, y con la izquierda agarraba una cuerda que colgaba de una bombilla sujeta a las vigas del techo.
-¡Oh, a propósito! -murmuró pasando los dedos por la cuerda-. No te pareces en nada a Keanu Reeves.
Dio un tirón. Clic, clic.
La habitación se volvió de un gris oscuro. Joe todavía era capaz de distinguir a Gary, la X.
-¿Quieres que me ponga ahí? -preguntó, señalando a través del pecho de Gary.
-Supones bien.
Gary se hizo a un lado.
Joe avanzó unos pasos, se volvió y formó una X con su cuerpo desnudo. Gary se acercó, clic, clic, se agachó, clic, clic, asegurando cosas. Luego retrocedió unos pasos y se quedó plantado, meneándosela. Al cabo de un minuto o dos, aquello empezó a resultar aburrido, por lo menos para Joe. Se aclaró la voz.
-Ejem -dijo.
-He de tomar una decisión -susurró Gary.
-¿Te puedo ayudar?
-La verdad, no. -Gary retrocedió hacia la oscuridad-. Se trata de lo siguiente -continuó tranquilamente-: Siempre tengo fantasías de que asesino a gente. Me recreo con ellas, pero normalmente hay algo que me interrumpe. Creo que es la belleza, pero sea lo que sea, tú no lo tienes. Te quiero matar, de verdad. No parece algo romántico, en absoluto. Tengo la sensación de que es lo más práctico que puedo hacer.
-Suena interesante -dijo Joe-. Pero ¿qué estás diciendo exactamente?
Era imposible saberlo por la expresión del actor.
-Lo... que... acabo... de decir.
La frase dejó tensa la boca de Gary, como si estuviera físicamente deformada o le pesara de un modo increíble.
-Bueno, vaya, pues no deberías hacerlo, porque yo no quiero que lo hagas, y soy la otra parte interesada en el asunto.
Joe trató de gesticular enfáticamente.
-Si no lo hago -dijo Gary-, será por eso. Pero será la única razón, lo que resulta raro, porque debería haber otras, ¿no?
Se agachó y rebuscó entre los objetos del suelo. Clinc, clanc, clonc...
-Pero no lo vas a hacer. Eso es lo que necesito oírte decir.
... clunc... clanc, clinc, clonc. Gary agarró un cuchillo, sonrió.
-¡Contéstame, Gary! -dijo Joe, casi gritando.
Gary avanzó hacia él, todavía sonriendo, con el cuchillo temblando intensamente en una mano y la polla asomando por entre los dedos de la otra.
-La verdad es que creo que te voy a matar -dijo roncamente-. ¡Ni yo mismo me lo puedo creer!
El cuchillo se detuvo a poca distancia del pezón derecho de Joe. Joe miró el pezón. Luego miró la punta del cuchillo. Alzó la vista hacia la tensa sonrisa de Gary. La bajó hacia la punta de su propia polla, húmeda y a punto de correrse. Cuando cerró los ojos, un segundo después, las cuatro cosas -el pezón rosa, la punta del cuchillo, la tensa sonrisa, la punta de su polla- quedaron superpuestas ante la oscuridad rojiza de sus párpados. Era como una flor.
-¡Joder, Gary!, ¿sabes una cosa? -dijo-. Yo...
Cuchillada.
lunes, 10 de octubre de 2011
Bramadero de/by Julián Hernández

Director y guionista/Writer and director: Julián Hernández
Reparto/Cast: Sergio Almazán y Cristhian Rodríguez
jueves, 6 de octubre de 2011
"La mató el perrito" de/by Oswaldo Calderón (Superperra)

— Juliancito ¿Tienes de hongos con queso? — Preguntó La Chiquis que tenía un puesto al lado donde se vestían niños dioses.
— Sí mana, orita te la hago, nada mas saco un pedido de doña Crescencia de unas de tinga de pollo y siguen las tuyas manita.
— ¡Ya no te hagas cosas en los pelos Juliancito, se te van a caer! — Dijo “El Chilaquiles” muy confianzudo, mientras se tragaba un sope con bistec; decían las malas lenguas que le habían puesto el mote de chilaquiles por que quien lo probaba se enchilaba, en realidad parecía galán de balneario.
— Es para verme más mono, muñeco — Contestó Julián al chacal acomodándose los cabellos recién pintados de un rojo intenso tono Dulce María por ahora; antes ya lo había teñido de rubio Lady Gaga, y antes de ese, un negro tipo Cher; todos de cajita de Waldo´s.
— ¡No te vaya a morder un día ese animalito sin vacunar que traes agarrado del cráneo! — Aseveró “El Chilaquiles” mientras terminaba su sope y se lamía los dedos.
— Aquí hay servilletas muñeco, ¡No te chupes los dedos que das tentaciones! — Aclaró Julián con los ojos muy abiertos.
— ¡Qué bárbara mana, nomas te falta tirarle el calzón al “Chilaquiles”! — Musitó La Chiquis a Julián con voz socarrona.
— ¡Ay mana! Con unos dedos como esos sería capaz de vender tamales en la mañana — Aclaró el dueño de la microempresa de servicios restauranteros.
— Por cierto Julián te paso la tanda que hoy te toca, ¡Chula no te vayas a gastar la feria! — Le comentó Doña Crescencia al amanerado Julián, dándole un fajo de billetes, que él se guardó dentro de la bolsa del mandil.
Pasó la noche muy alegre entre “los ángeles azules” que se escuchaban dentro de la vecindad, pues al “Chino” le daba por poner la música muy alta; ya entrada la madrugada el jabón roma se encargaba de ultimar los detalles de limpieza en el comal y demás trastos de plástico que había comprado Julián en una venta de esas llamadas Amigas Tupperware, y cansado por el trajine de la desvelada a grandes bostezos el garnachero se dispuso a dormir, no sin antes volverse a lavar el pelo con un producto para la raíces maltratadas con cacahuananche y nopal; el pijama hacía juego con las cortinas que mandó hacer producto de una venta de saldos de La Parisina; con un algodón absorbente mojado en aceite de almendras quitó el resto del rímel de sus pestañas y se durmió.
Muy de mañana la vecindad parecía vecindad, unos iban y otros venían, pasos rápidos en las escaleras y señoras que se asomaban en las ventanas; poco a poco se arremolinaron los vecinos fuera del cuarto con el número 69 ubicado en la segunda planta, rostros consternados y algunos llantos muy sentidos.
— ¡Se murió Juliancito, se murió! — Gritaban los niños en tropel a los cuatro vientos.
— ¡La mataron, hay sangre por todos lados!— Dijo la casera gritando a los metiches.
Sobre la cama arropado entre sabanas de colchas primavera en colores otoñales se encontraba el cuerpo sin vida de Juliancito, las almohadas recién adquiridas del mercado de Mixcalco estaban manchadas por completo de un rojo sanguinolento, una enorme bola de cabellos teñidos alrededor del cuello que parecían estar vivos se mostraba ufana y contemplativa.
— ¡Yo le advertí que un día ese perrito la iba a atacar! — Dijo "El Chilaquiles" recargado en la puerta del baño mientras se chupaba los dedos.
Oswaldo Calderón (Superperra)